LA CONSIDERACIÓN
INTERNA
Entre las muchas
cosas que es preciso observar en nosotros mismos y sobre las cuales debemos
trabajar, según la enseñanza que estamos estudiando, se encuentra el estado
psicológico llamado consideración interna.
Se refiere a un
proceso que extrae gran cantidad de fuerza de nosotros y como todas las cosas
que nos extraen nuestra energía inútilmente, nos mantiene dormidos.
La consideración
interna es un aspecto de la identificación.
Como es sabido, el
estudio de la identificación en todos sus diferentes aspectos, es una de las
formas más importantes de trabajo práctico sobre sí.
Un hombre que se
identifica con todo es incapaz de recordarse a sí mismo.
Con el fin de
recordarse a sí mismo es preciso no identificarse.
Pero con el fin de
aprender a no identificarse, un hombre debe aprender ante todo a no
identificarse consigo mismo.
Una de las formas más
frecuentes de consideración interna es pensar en lo que los demás piensan de
nosotros, como nos tratan, y que actitud muestran hacia nosotros.
Un hombre suele
sentir que no le atribuyen bastante valor y esto lo atormenta y hace que
sospeche de los otros; ello provoca en él una enorme pérdida de energía y hasta
puede desarrollar una actitud desconfiada y hostil.
Una forma de
identificación estrechamente relacionada con esta es la que se llama saldar
cuentas.
Un hombre empieza a
sentir que la gente le debe algo, que merece ser tratado mejor, que merece más
recompensas, más reconocimiento, y anota todo esto en un libro de cuentas
psicológico, cuyas páginas da vuelta continuamente en su mente.
Y dicho hombre
empieza a compadecerse a tal punto de su suerte que es casi imposible hablarle
de cosa alguna sin que se refiera inmediatamente a sus sufrimientos.
Todas las cuentas de
este género, todos los sentimientos que se refieren a lo que nos debe la gente
y a que no debemos nada, tienen inmensas consecuencias psicológicas para el
desarrollo interior del hombre.
En el Trabajo un
hombre solo puede crecer mediante el perdón a los otros.
Es decir, a no ser
que salde sus deudas, nada puede crecer en el hombre.
Lo dice la Oración
del Señor:
"Perdónanos
nuestras deudas como nosotros perdonamos a nuestros deudores".
El sentimiento de que
a uno le deben, el sentimiento de las deudas, pone fin a todo.
Es contenerse a sí
mismo y contener a la otra persona.
Este es el
significado interior de la observación de Cristo que se refiere a hacer las
paces con nuestros enemigos.
Dice:
"Ponte de
acuerdo con tu adversario pronto, en tanto que estas con él en el camino, no
sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al alguacil, y seas echado
en la cárcel. De cierto te digo que no saldrás de allí, hasta que pagues el
ultimo cuadrante."
(Mateo, V, 25, 26.)
Si se exige
psicológicamente cada "céntimo" del hombre que le debe algo a uno —es
decir, si se obliga a todos a pedir disculpas, a dar cumplida satisfacción y a
humillarse, entonces se estará bajo la exigente ley a la que Cristo advierte
que es preciso escapar.
Es ponerse uno mismo
en la cárcel —es decir, bajo leyes innecesarias— y no se saldrá de ella
mientras no se paguen todas las propias culpas.
Pero hay una ley de
misericordia —es decir, una influencia más alta que la ley literal de ojo por
ojo (que es la ley del hombre violento.)
Este es un ejemplo de
"ponerse a si mismo bajo nuevas influencias".
Si se desea ponerse
bajo las mejores influencias que provienen del Rayo de Creación, es preciso
comportarse de un modo diferente, tomar todo de un modo diferente —esto es, el
trabajo—.
Es preciso ponerse
primero bajo las influencias del Trabajo y tratar de obedecerlas.
Significa ello que se
debe prestar atención al Trabajo y hacerlo.
En el Trabajo no se
alientan ni las emociones negativas, ni la consideración interior, ni el hacer
cuentas, ni los sentimientos de violencia, ni la envidia, etc.
Ahora bien, si se
hacen cuentas interiores, siempre se sentirá que alguien nos debe algo.
Reflexionemos sobre
lo que esto significa; y entonces tratemos de observar lo que significa en
nosotros mismos y finalmente intentemos hacer lo que dice el Trabajo —esto es,
separarse—.
Y no vayan a creer
que es fácil.
El Trabajo quiere
decir trabajo —trabajo duro— sobre sí.
Es preciso recordar
que este Trabajo está destinado a aquellos que verdaderamente quieren trabajar
y cambiar.
No está destinado a
quienes quieren cambiar el mundo.
Describiremos ahora
más extensamente una forma de consideración interna, pero es preciso comprender
que esta forma se debe observar en sí mismo.
Nadie puede trabajar
sobre si sin observar lo que el Trabajo le dice de observar en sí mismo y sin
ver la cosa sobre la cual es preciso trabajar.
Debe ser capaz de
percibir su estado interior en un momento dado como algo distinto de su cuerpo
físico exterior y de lo que está haciendo.
Una vez que una
persona es capaz de distinguir entre su apariencia física y sus estados
interiores, puede comenzar a trabajar.
Vera que tiene un
cuerpo que obedece órdenes y una psicología.
El Trabajo se ocupa
de lo que una persona es psicológicamente.
LA CANCIÓN PSICOLÓGICA………
Hoy nos referiremos
al aspecto del hombre llamado en el Trabajo "Cantar su Canción".
Este es un cantar
psicológico, no físico.
Se basa en la
consideración interior —hacer las cuentas interiores— es decir, sentir que a
uno le deben y tenerlo bien grabado en la memoria.
A este respecto todos
tienen una canción que cantar.
Si se quiere conocer
realmente qué clase de cuentas interiores se han hecho a lo largo de la vida,
se empieza por observar la típica "canción".
Cuando en el Trabajo
se llama a una persona un "buen cantante", esto se refiere a la
canción que canta.
A veces la gente
canta su canción sin que se la aliente y a veces, después de algunas copas de
vino, comienzan a cantar francamente.
Las personas suelen
cantar acerca de lo mal que las trataron, de que nunca tuvieron una buena
oportunidad, de sus pasadas glorias, de que nadie entiende sus dificultades,
que se casaron mal, que sus padres no las comprendieron, que en realidad son
buenas personas, que no las aprecian, que no las comprenden, y así
sucesivamente, y esto significa que todos son culpables excepto ellas mismas.
Todo esto es hacer
cuentas interiores, o más bien es el resultado de hacer cuentas.
Esta es
una forma de consideración interna.
Ahora bien, ¿por qué
creen que en el Trabajo es necesario hacer todo lo posible para librarse de las
canciones?
¿Por qué es preciso
reparar en ellas ,expulsarlas de la posición central que ocupan en nuestra vida
hasta que solo canten en escasas ocasiones, con voz débil, y quizá, por último,
hacerlas callar para siempre?
Nos incapacitan
interiormente.
Nos roban nuestra
energía.
Se sonríe
valientemente —todos conocemos esa valiente sonrisa —y se dice que todo es
mentira—.
En el Trabajo,
alguien que canta bien no puede ir más allá de sí mismo.
Es víctima de sus
propias cuentas.
En cuanto algo se
pone difícil empieza a cantar.
Esto lo detiene:
No puede crecer.
Quizá se eche a
llorar.
No puede cambiar su
nivel de ser.
No puede ir más allá
de lo que es —es decir, un hombre impedido por tristes canciones—.
Es un signo de ser lo
que se es y para cambiar el ser es preciso no ser lo que se es.
En lugar de trabajar
sobre si, esa persona en situación difícil, comienza a cantar en seguida, quizá
bella y tranquilamente.
Si la critican o le
hablan con dureza, se compadece a si misma o se deja llevar por la ira, y
siente que no la comprenden.
Y entonces comienza a
cantar, ya sea suavemente para sí o para los otros, en especial para la gente
que le presta atención.
Muy a menudo una
persona traba amistad con otra solo porque le es fácil cantarle su canción, y
si la otra persona le pide de pronto que se calle, se ofende tan profundamente
que corre en busca de un nuevo amigo — una persona que lo comprenderá
verdaderamente, tal como suele repetirse— como si alguien pudiera comprender a
otra persona con tanta facilidad.
"Si tan
solo"… … …, dicen.
Si tan solo hubiera
tenido una mejor oportunidad...
Si tan solo hubiera tenido un hijo...
Si tan solo hubiera conocido a la persona conveniente...
Si no hubiera invertido mi dinero en ese negocio...
Si hubiera sido más alto...
Si no tuviera la cara que tengo...
Si tuviese más dinero...
Si pudiera conocer una mejor clase de gente...
Si me mostrasen más simpatía en todos mis disgustos...
El "Si tan
solo"... está conectado con todo el sufrimiento mecánico que debe ser
sacrificado...
Otra forma de
sufrimiento mecánico es el sentido de haber fracasado.
Lo extraño es que se
suele gozar de esta forma de sufrimiento.
Una persona que no ha
hecho esfuerzo alguno en la vida suele fracasar y lo que es curioso goza de su
fracaso, o una persona cree que ha hecho todo lo posible para algo y luego de
haber fracasado goza de su derrota.
Para comprender a
otra persona, es preciso primero comprenderse a sí mismo, y esto solo se logra
parcialmente después de un arduo trabajo sobre si y de tener vislumbre de lo
que uno es realmente.
Por cierto un buen
cantante no se comprende a sí mismo.
Prefiere cantar la
canción de no ser comprendido y soñar así con un mundo maravilloso donde todas
las cosas estén arregladas de tal modo que él es la figura central.
Y esta actitud y
estos sueños crean debilidad y, de hecho, una verdadera enfermedad psicológica,
y a veces un hombre debe pagar sus consecuencias durante toda la vida.
Por así decirlo
permitió que la vida lo venciera.
Pero es preciso
comprender que esto no se aplica únicamente a gente que no hace esfuerzo
alguno, a gente que no se ha adaptado.
Se aplica también a
gente que hace esfuerzos y que sin embargo se siente defraudada porque les
parece que la vida les debe las cosas que nunca fueron capaces de lograr.
Sienten que deberían
ser más felices y muchas veces piensan que las otras personas parecen más
felices.
Y las otras personas
piensan lo mismo de ellas.
Y si bien no cantan
su canción abiertamente, tal vez la cantan secretamente para sí.
Sienten una tristeza
interior, una sensación de monotonía, una especie de cansancio interior o
frustración a cuyo alrededor se amontonan los pensamientos.
Hablare esta noche de
las canciones interiores secretas.
Porque también ellas
nos cierran el camino, y muy a menudo no son observadas, aunque durante todo
ese tiempo nos carcomen secretamente la vida.
Solo una profunda
observación de si las revelará.
Toda observación de
si deja penetrar la luz en uno mismo.
Nada puede cambiar en
nosotros a menos de ser llevado a la luz de la observación de si —es decir, a
la luz de la conciencia— y toda observación de si hace al hombre más consciente
de lo que está sucediendo en él.
Es preciso observarse
a si mismo estando solo, del mismo modo que al estar con gente.
La observación de si
es atención interior.
No vayan a creer que
al estar solo la atención interior no es necesaria.
Cuando uno está solo,
"Yoes" muy diferentes, formas de imaginaciones diferentes,
pensamientos diferentes, estados de ánimo diferentes, se presentan.
No hay que pensar que
se está necesariamente bien acompañado cuando se está solo.
Es muy fácil estar mal
acompañado y empero ni siquiera se le ocurre a uno observar donde está en si
mismo y quiénes son los compañeros que están en uno mismo.
Los "Yoes"
más negativos y peligrosos se presentan cuando uno está solo.
Se tienen canciones
bien escritas que solo acuden cuando uno está solo —cuando se siente que nadie
nos está mirando.
Sí, pero uno debe
mirar.
Nunca hay que
sentirse como si nadie nos estuviese mirando, simplemente porque la puerta está
cerrada.
Ni tampoco sentir que
se abandona uno a los peores "Yoes" negativos porque está solo y por
lo tanto puede comportarse como mejor le parezca en sí mismo.
Es preciso cultivar
la idea completamente nueva de la propia responsabilidad para consigo mismo a
este respecto.
Creer que es posible
dormir en si mismo solo porque no hay nadie y que, debido a ello, se puede
gozar de toda la charla interior negativa, es no tener un concepto exacto de lo
que significa el Trabajo.
Significa que no se
tiene sinceridad interior —y el Trabajo exige ante todo sinceridad interior
porque es una cosa esencial.
En la vida guardamos
las apariencias exteriores.
Pero en el Trabajo es
muy diferente.
Se ocupa de lo que
ocurre en nosotros — dentro de nosotros, en nuestros pensamientos y
sentimientos.
Mediante el trabajo
interior sobre nosotros cuando estamos solos, podemos cambiar muchas veces toda
nuestra situación exterior.
Pero no lo podemos
hacer sin sinceridad interior y sin observar cuales son los "Yoes"
que en nosotros están mintiendo o tergiversando las cosas.
Quizá tengamos el
propósito de no ser negativos con alguna persona, pero si estamos solos y
dejamos que nuestros "Yoes" negativos digan lo que les da la gana y
no hacemos esfuerzo alguno para no identificarnos con ellos, entonces no trabajamos
sinceramente —y podemos desbaratar una semana de trabajo en unos pocos
instantes—.
Si no nos dejamos
llevar por los "Yoes" negativos en público, pero nos abandonamos a
ellos a solas, ¿qué creen ustedes que estamos haciendo?
Por cierto, ni
siquiera empezamos a comprender lo que significa el Trabajo.
Debemos manejar a una
persona con quien estamos trabajando con tanto cuidado y tanta conciencia en
nuestros pensamientos y sentimientos interiores como lo hacemos exteriormente
por cortesía.
Si no podemos ver lo
que esto significa, entonces no vemos lo que significa la observación de sí.
En cierta oportunidad
estaba sentado con el Sr. Ouspensky. Guardábamos silencio.
Me miro sonriente y
me pregunto por qué estaba tan triste.
Le conteste que me
había dado cuenta de que estaba triste.
Me dijo: "Es un
hábito”.
Esta escuchando a
algunos 'Yoes' que cantan una canción triste y lejana, quizá una canción sin
palabras o palabras que ha olvidado.
Trate de observarlo.
Le extrae su fuerza y
es completamente inútil".
Y agrego: "Este
es un ejemplo que muestra como la Luna lo está comiendo".
Lo doy como ejemplo
de lo que en este comentario llamo "canciones interiores secretas".
Sabemos que el
Trabajo habla a veces de sacrificio —que es preciso sacrificar algo con el fin
de obtener otra cosa—.
¿Qué nos aconseja el
Trabajo sacrificar ante todo?
Dice que es preciso
sacrificar nuestro sufrimiento.
Muchas veces
expresamos nuestro sufrimiento en canciones, articuladas e inarticuladas.
Les llamo la atención
aquí sobre las canciones interiores inarticuladas que es preciso observar y que
nos hacen perder fácilmente nuestra fuerza, sin que nos demos cuenta de lo que
está sucediendo.
Son, por así decirlo,
extrañas y tristes relaciones que tenemos con nosotros mismos, que nos roban la
fuerza y que no notamos porque son hábitos.
Maurice Nicoll